Mónica Lavín y Carmen Posadas, entre otros, participaron en la mesa redonda «Sobre la novela: la ficción en la que instalarse».
Contar historias para estimular la imaginación de los lectores fue una de las conclusiones a las que se llegó en esta mesa redonda, en la que participaron también Hernán Lara Zavala, Carlos Franz y Alexis Ravelo.
La mesa redonda comenzó con retraso porque tanto Posadas como Franz eran pasajeros del avión contra el que chocaron tres aves en pleno vuelo, lo que hizo que el aparato regresase a Barajas y despegara unas pocas horas más tarde.
Durante el debate los cinco autores, bajo la moderación de J.J. Armas Marcelo, coincidieron en reivindicar la creación literaria como espacio de libertad y contaron cómo habían llegado a la literatura primero como lectores para más tarde instalarse ya como narradores. Cada uno de ellos contó una historia diferente, aunque se estableció durante el diálogo invisibles vasos comunicantes en su amor a las letras.
Carmen Posadas dejó claro que poco o nada le gusta la vida real, por lo que prefiere “la ficción”. Mónica Lavín destacó el hecho de reunirse un puñado de escritores en una isla, La Palma, por el efecto de intimidad que expande y contó cómo a los nueve años tras caer enferma leyó Robinson Crusoe y la lectura del libro de Defoe le abrió los ojos a nuevos mundos.
“Desde ese momento comencé a escribir y hacerme preguntas”, relató.
El también mejicano Hernán Lara Zavala coincidió con Lavín en describir la escritura como un acto de hacerse preguntas, preguntas que en su caso ahondan en su pasado familiar en la península del Yucatán.
El chileno Carlos Franz encontró en la literatura “un país en el que estar más cómodo, un país que además podía inventarme” y Alexis Ravelo explicó cómo antes de ser escritor encontró la lectura una vía de escape a una realidad dura, que no le gustaba.