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03 Sep 2024

Novelistas en el VI Festival Hispanoamericano de Escritores


La literatura escrita por venezolanos ha dado algunas novelas que los lectores recordarán. Casos célebres hay como el de Ifigenia, Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba (1924) de Teresa de la Parra, Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos, Las lanzas coloradas (1931) de Arturo Uslar Pietri, o País portátil (1969) de Adriano González León.

En la VI edición del FHE —23 al 28 de septiembre— contaremos con la participación de una selección representativa de lo que es la novela venezolana actual, empezando por José Balza, que clausurará el festival y que firmará ejemplares de una de sus grandes novelas, Percusión, recientemente reeditada por Cátedra. Ana Teresa Torres es una novelista de raza cuyos libros no se encuentran editados en España, por lo que recibiremos ejemplares procedentes de Venezuela para que tengamos la oportunidad de conocer sus títulos. Mencionemos todos: El exilio del tiempo (1990), Doña Inés contra el olvido (1992), Vagas desapariciones (1995), Malena de cinco mundos (1997), Los últimos espectadores del acorazado Potemkin (1999), La favorita del Señor (2001), finalista del premio La Sonrisa Vertical 1993, este sí publicado en España, El corazón del otro (2004), Nocturama (2006), La fascinación de la víctima (2008), La escribana del viento (2013), premio nacional de la crítica 2014, y Diorama (2021).

Alberto Barrera Tyszka se dio a conocer en 2006 con su novela La enfermedad, con la que obtuvo el Premio Herralde de novela y, posteriormente, el premio a la mejor novela extranjera en China; su novela Patria o muerte obtuvo el Premio Tusquets 2015, pero tiene además los títulos Rating (2011), Mujeres que matan (2018) y El fin de la tristeza (2024). Un novelista venezolano destacado también entre los que participarán en el festival es Rodrigo Blanco Calderón, ganador del Premio Bienal Vargas Llosa a la mejor novela por The Night (2016), y que, con su segunda novela, Simpatía (2021), traducida este año al inglés, ha aparecido en la shortlist (finalista) del Booker International Prize 2024. Por su parte, Antonio López Ortega es un autor que no trabaja en un único género, habiendo publicado importantes libros de microficción y cuento, también, pero recientemente ha salido su novela más ambiciosa, Los oyentes (2023), otra de las novelas insoslayables de esta edición del FHE.

Juan Carlos Méndez Guédez es uno de los autores venezolanos que más ha incurrido y con acierto en el género. De este mismo año es Román de la isla Bararida (2024), pero sus novelas Los maletines (2014) y El baile de Madame Kaladú (2016) siguen obteniendo traducciones, y ediciones La Palma ha reeditado una de sus novelas más bellas, Arena negra (2009). Invitado al festival aunque finalmente no podrá estar por contratiempo de salud, no nos resistimos a incluir en este recuento a Israel Centeno y sus muy recomendables novelas cortas editadas por Periférica en España: Iniciaciones (2006) y Calletania (2008), ya que sus más recientes novelas no se encuentran editadas en nuestro país, sino en Estados Unidos y Venezuela. Juan Carlos Chirinos es de los autores venezolanos que publica toda su obra en España, últimamente en el sello independiente La huerta grande. Los cielos de curumo (2019) y Renacen las sombras (2021), junto con otras novelas suyas anteriores, como Nochebosque (2011) lo convierten en el más gótico de los novelistas venezolanos.

Con sus tres primeras novelas, La hija de la española (2019), El tercer país (2021), y La isla del doctor Schubert (2023) Karina Sainz Borgo se ha convertido en una autora mediática en España, traducida a muchas lenguas y con evidente proyección. El también periodista Doménico Chiappe ha publicado dos novelas, Entrevista a Mailer Daemon (2007) y Tiempo de encierro (2013). En cuanto a Michelle Roche Rodríguez, que no tiene la novela por única actividad literaria, en 2020 publicó en Anagrama su primera novela: Malasangre. También con novelas únicas estarán en el FHE Lena Yau y Slavko Zupcic: Hormigas en la lengua (2015) publicada en segunda edición por la editorial canaria Baile del sol, y Curso (rápido y sentimental) de italiano (2019), respectivamente.

Además de con estos novelistas venezolanos, el VI FHE contará con la participación de novelistas españoles como J.J. Armas Marcelo, que tiene entre sus quince novelas títulos muy significativos para un encuentro con la literatura venezolana, como La noche que Bolívar traicionó a Miranda (2011), pero también títulos como Así en La Habana como en el cielo (1998) y Requiem habanero por Fidel (2014), que no lo son menos. Además de poeta, Ernesto Pérez Zúñiga es uno de los novelistas españoles más destacados de su generación, con títulos tan relevantes como los de sus tres últimas novelas: La fuga del maestro Tartini (2013), No cantaremos en tierra de extraños (2016) y Escarcha (2018).

José Esteban, autor y bibliófilo, no tiene la novela como su principal género, pero hay que recordar que ha publicado El himno de Riego (1984, reeditada en 2008). La poeta Elsa López cuenta con varias novelas, entre ellas El corazón de los pájaros (2001) y Las brujas de la isla del viento (2006), y bien seguro le firmará un ejemplar a quien lo desee durante su firma en el festival. Por último, Anelio Rodríguez Concepción cuenta con una novela propiamente dicha, La abuela de caperucita (2008), aunque Historia de Mr. Sabas, domador de leones, y de su admirable familia del Circo, uno de sus libros más preciados, no deja de ser novelesco. Para terminar, este año participará en el festival Luis Castañeda, que debutó como novelista con Cuando venga el rey (2020) haciéndose acreedor nada menos que del Premio Literario Amazon Storyteller. En 2002 publicó, también en Amazon, su segunda novela: Las chicas de las estrellas.

20 Ago 2024

José Balza clausurará el VI Festival Hispanoamericano de Escritores


El escritor del delta del Orinoco será celebrado por los escritores de Venezuela y España.

Le tengo fe a Balza, creo que su obra futura será para él y para nosotros una gran experiencia. 

Julio Cortázar

José Balza es uno de los secretos más excelentemente gritados por los lectores exigentes de todo el territorio de la lengua española. Saludado en su día por Julio Cortázar, autor de novelas de absoluto culto como Percusión y Setecientas palmeras plantadas en el mismo lugar, narrador breve de una exquisitez insoslayable, ensayista literario necesario para reflexionar sobre la literatura, a sus 84 años sus más de cincuenta libros publicados se han difundido por medio de pequeñas y prestigiosas ediciones de Venezuela, México, EE. UU., Colombia, Cuba y España, y sus piezas breves se han traducido al italiano, francés, inglés, alemán y hebreo. Recientemente, su novela Percusión (1982) ha merecido una edición comentada de la editorial Cátedra. En septiembre saldrá en Grecia la traducción de Setecientas palmeras plantadas en el mismo lugar (1974). Su obra se encuentra inspirada en gran medida por la vida del autor en el delta del Orinoco, donde nació en 1939 y reside desde hace años. Desde allí se dirige al mundo.

Comenta Juan Carlos Chirinos, escritor que preparó la edición de Percusión para Cátedra, que «quizá no haya en la literatura venezolana un autor cuya obra recorra tantos y tan diversos territorios —de la música a la arquitectura, de la pintura a la filosofía, de la ciencia a la vida cotidiana— como la de José Balza». Toni Montesinos relata cómo Julio Cortázar descubrió a José Balza, gracias a un viaje a Venezuela y a una alumna de literatura: «Creo que nunca le agradeceré bastante que me haya dado los libros de José Balza, puesto que él había preferido no hacerlo por el momento y yo me hubiera marchado de Caracas sin saber nada de un escritor que me parece digno de ser conocido». Para Cortázar, José Balza, de 34 años, ya es un escritor maduro: «Le tengo fe a Balza, creo que su obra futura será para él y para nosotros una gran experiencia».

Cincuenta años después, parece que ya es tiempo de la «obra futura» de José Balza, así que pedimos a tres escritores que lo han leído bien que nos ofrezcan unas palabras sobre él y su obra.

En palabras de Ernesto Pérez Zúñiga

El poeta y novelista Ernesto Pérez Zúñiga hizo el prólogo de la reciente nueva edición venezolana (Ediciones Eclapsidra) de Setecientas palmeras plantadas en el mismo lugar y afirma que «José Balza es uno de los escritores más relevantes de la última centuria en lengua española, y también lo será en el futuro, porque su obra es absolutamente precursora tanto en el estilo como en las propuestas éticas e ideológicas que la sustentan. Sus cuentos y novelas tienen en cuenta una multiplicidad de la psique humana que se plasma en puntos de vista diferentes con una plasticidad lingüística única. Y los temas que enfrenta son de una actualidad asombrosa, teniendo en cuenta que comenzó a proponerlos hace más de medio siglo: la relación del ser humano con la naturaleza como parte esencial de ella, la inspiración de esa relación en el mundo indígena, que nace de su origen en el delta del Orinoco; la interacción de la mente humana con un tiempo no newtoniano; nuevos modelos de ética y también de sociedad; nuevos modelos de conocimiento a través de un misticismo lleno de sensualidad. Todo lo lleva José Balza a la escritura de una manera especialmente consciente, proponiendo arriesgadas y lúdicas estructuras en sus cuentos, o estirando las posibilidades del idioma para expresar lo sutil y lo imprevisto en lo que el autor llama, con enorme modestia, “ejercicios narrativos”. Todo lo hace con una elegancia y una belleza únicas pero también extrañas. Es difícil hallar desde Cortázar un escritor que entregue a nuestro idioma tal diversidad de lenguaje, estructura e imaginación en la narrativa; pero también en los ensayos y aforismos. Hay que situarlo entre los grandes: Mujica Lainez, Antonio di Benedetto, o Saer. No sé por qué nombro ahora solo autores argentinos. Quizá porque, si Balza lo hubiese sido, ya hubiese tenido un reconocimiento equilibrado con la importancia de su escritura. Ahora bien, es venezolano. Y la literatura venezolana ha sufrido de miradas ciegas, de oídos sordos y del inmenso tapón de la dictadura. En cualquier caso, la mejor Venezuela habla a través de la escritura de José Balza: el sueño de nuevos modelos vivenciales, la fertilidad selvática de la naturaleza, la raíz de oro, los dedos de luz. También habla a través de José Balza la mejor literatura española, incluido Cervantes, a quien Balza dedicó un cuento especular y de algún modo profético: la posibilidad de que Miguel de Cervantes hubiese escrito en América. Y es así. Lo más probable es que Cervantes ya sea americano».

En palabras de Carmen Verde Arocha

Para la poeta Carmen Verde Arocha, José Balza es «la sutileza, la precisión, la tersura, la agudeza, la paradoja incluso, la erudición que nunca satura, que incita, que seduce, y hallazgos sorprendentes de genuino talante poético sin duda abundan (o, generosamente, sobreabundan) en las novelas, cuentos y ensayos de José Balza. Es decir en toda su obra. No hay en realidad distinción. José Balza ha dicho en más de una ocasión que es incapaz de escribir un solo verso. Ante la evidencia de la poesía que colma, que satura su obra, densa, dulce, imponente (también aguda y cáustica cuando es preciso), nos queda claro que no necesita escribir versos. No hay que olvidar que la palabra prosa significaba, en sus orígenes, precisamente poesía. Nunca se ve tan claro esto como aquí. ¿Puede la erudición seducir? En el caso de un prosista de la talla de Balza, sin duda. Fruición es la palabra. Queremos siempre más. Balza, no solo es uno de los novelistas y cuentistas contemporáneos más sobresaliente de Hispanoamérica, sino que también es poseedor de una obra ensayística inmensa, generosa (al abordar las problemáticas de la música y la plástica), aguda, que ha tenido una importante penetración en las nuevas generaciones de ensayistas».

En palabras de Silda Cordoliani

«“Conozco a José Balza desde hace más de veinte años. Poco a poco, lentamente, el admirado profesor de la Escuela de letras de la Universidad Central de Venezuela se ha convertido en fiel y entrañable amigo. Sé, me consta incluso, que como escritor y como intelectual es uno de los venezolanos más respetados y reconocidos fuera del país. Pero así como no es nada sencillo percibir el paso del tiempo sobre el rostro de las personas próximas, o sobre el nuestro propio, la verdadera trascendencia de Balza, el amigo, me resulta difícil de aprehender. Solo a veces me he visto sacudida por las circunstancias, obligada a distanciarme un poco del ser querido y frecuente para advertir que estoy ante un hombre especial, uno de esos seres que seguirán siendo recordados, nombrados, cuando ya ninguno de nosotros estemos de pie sobre la tierra. Solo a veces, como cuando lo vi compartiendo un podio con dos premios Nobel: Derek Walcott y su, por cierto, muy admirado Joseph Brodsky en Nueva York”. Esto lo escribí casi tres décadas atrás. Desde entonces hasta ahora la obra de Balza, sus ficciones y penetrantes ensayos, ha seguido multiplicándose y sorprendiéndonos. Los estudios y análisis que ella ha suscitado están lejos de agotarse, pues no se trata solo de la influencia de su escritura y pensamiento en el vasto panorama de nuestra literatura, sino también de que en ella aún se mantienen en la sombra registros insospechados, vertientes por descubrir y transitar».

En palabras de Juan Carlos Chirinos

«José Balza decidió llamar a sus textos literarios «ejercicios narrativos» para dejar constancia de la condición provisional de su escritura y, además, de su continua metamorfosis, de su cambio imperceptible, como ocurre con el caudal del río Orinoco, a cuyas orillas nació. Como en pocas obras, la de Balza refleja meridianamente no tanto el territorio caribeño, amazónico o andino en el que nació, sino el que quizá sea su verdadero ser: el “país orinoquio”, pues así como Egipto es un don del Nilo, Venezuela lo es del Orinoco. Y los libros de Balza son testimonio de ello».

Foto: © Montaña Pulido Cuadrado
08 Oct 2018

Los escritores proponen lectores que sepan “desclasificar” la literatura


El Festival Hispanoamericano de Escritores indagó en los procesos de la creación literaria en la mesa redonda «Géneros y poéticas: poesía, novela, cuento, crónica. El género propio, el género personal» en el que intervinieron los narradores y poetas José Balza, Roberto A. Cabrera, José Luis Correa, José Manuel Fajardo y Ernesto Pérez Zuñiga.

El escritor José Balza reveló que para él “los géneros han sido siempre transitorios” por lo que no se identifica con ellos ya que la vida, resaltó, “es el ADN de la novela”.

José Correa, que se ha especializado en novela policiaca por imperativos editoriales, confesó que escribir es uno de los ejercicios más “personales” de los que conoce y que él es un autor que cuenta sus miedos así como propone resolver muchas preguntas que le salen al paso en la vida cotidiana. “La novela es un gran interrogante que uno intenta resolver en unas trescientas o cuatrocientas páginas”, dijo.

Para Ernesto Pérez Zúñiga el género fundamental para un escritor es el silencio, silencio que es “donde nacen todos los géneros y un hábitat enorme donde el escritor caza la palabra”.

José Manuel Fajardo distinguió entre obra literaria y libro publicado, dos objetos absolutamente diferentes en la alianza que se produce entre el escritor y el lector. La obra literaria es seria, con peso, determinante para transformar incluso consciencias. El libro es consumo, un producto más que solo proporciona entretenimiento.

Por último, Roberto A. Cabrera dijo que  a él lo que le interesa cuando escribe “es transgredir los géneros, los límites que son convencionales” y citó, entre otras, obras tan inclasificables como El spleen de París, de Baudelaire y El hombre sin atributos de Robert Musil, experiencias literarias “que me fascinan”.

14 Jul 2018

Pérez Zúñiga baja al infierno con su última novela


Pérez Zúñiga baja al infierno con No cantaremos en tierra de extraños, una novela de guerra, de camino, un wéstern con un Quijote y un Sancho en medio del exilio y de un territorio en ruinas en la España de posguerra.

Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971), uno de nuestros participantes en el Festival Hispanoamericano de Escritores, es una de las voces singulares y más consolidadas del panorama literario con títulos como Santo Diablo, El juego del mono o La fuga del maestro Tartini, con la que ganó el premio Torrente Ballester de Novela, además de sus numerosos poemarios.

Y la poesía, la filosofía y la épica corren por las páginas de No cantaremos en tierra extraña, un grito a favor de la libertad y contra el totalitarismo, protagonizado por unos refugiados que salen de Francia y emprenden viaje a España en busca de la mujer de uno de ellos.

Podéis leer la entrevista completa que le realizó la Agencia EFE en este enlace.

 

Foto: © EFE

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